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Historia del CICS-UMA
Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud-Unidad Milpa Alta




Los individuos como las instituciones y los países tuvieron y tienen un origen que al correr el tiempo conforman una historia que ha de considerarse siempre ante el propósito de superación.
Si se quiere establecer relación útil con las comunidades y las instituciones, para su beneficio y en beneficio propio, siempre hay que partir de su estudio y conocimiento, que permita establecer racional integración que nos lleve a alcanzar objetivos de servicio mutuos: labrarnos un porvenir e impulsar el desarrollo institucional.


Este es el caso de los jóvenes estudiantes que arriban al Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud (CICS), del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Tal vez algunos han podido escuchar o conocen la historia del IPN, pero ustedes necesitan conocer la historia de una de sus más jóvenes unidades académicas: el CICS, que le dan patente vanguardista dentro del sistema tradicional de educación superior.
El sistema educativo en todos sus niveles y en especial el de educación superior, adoptan estructuras y modalidades académicas acordes a su tiempo, al avance de la ciencia, técnicas administrativas, metodología y ciencias de la educación, así como a las políticas del desarrollo socio económico y cultural del país.
El IPN se creó en 1936 con objetivos y compromisos social- nacionalistas bien definidos. Se fundó en el sexenio del C. Presidente de la República Mexicana, General Lázaro Cárdenas, cuya política tuvo la más clara definición revolucionaria acorde con la Constitución de 1917, una de las más avanzadas del siglo XX.
Desde la fundación del Instituto, la escuela Nacional de Ciencias Biológicas formó parte de su estructura académica, en su seno nació la carrera de medicina rural en 1938, calificativo, en el que iba implícito el compromiso de atender graves problemas de salud, resultado de la escasez o ausencia de recursos médicos que atendieran especialmente a la población del sector campesino; injusta situación considerando que fueron los campesinos la base del triunfo del movimiento de Independencia de 1810, del movimiento de Reforma que encabezó el insigne Benemérito de las Américas Don Benito Juárez y de la Revolución de 1910.
Ante su importancia, la carrera de medicina rural se convirtió en la Escuela Superior de Medicina Rural y años después en la actual Escuela Superior de Medicina (ESM), cuya estructura académica administrativa nació con un adelanto de alrededor de cuatro décadas, para su tiempo y circunstancias.
Hasta mediados de los años cincuenta, en las escuelas ciencias de la salud la enseñanza era fraccionada e individualizada dividiéndose los planes de estudio en materias básicas, clínicas y sociales, con mínimos intentos de integración.
A partir de la segunda mitad de la década de los 50, se inició un paso trascendente de la estructuración académica, con la departamentalización de la enseñanza. En cada departamento se integraron dos o más asignaturas con alguna afinidad entre si.
En esta etapa existía comunicación y coordinación entre los maestros del mismo departamento y entre los de diferentes departamentos, buscando integración y apoyo académico entre ellos. Las estructuras departamentales prevalecieron en casi todo el sistema tradicional de educación superior del país.
En 1967, un grupo de jefes de departamento de la Escuela Superior de Medicina, orientados y coordinados por el directo Dr. Ignacio Barragán Sánchez, enterados y partícipes de las inquietudes ante la dinámica de cambios educativos de final de los 60 y partiendo de sus experiencias en la Escuela Superior de Medicina, hicieron grandes esfuerzos para lograr aplicar Interesantes y avanzadas experiencias con las que se pretendía modificar las políticas educativas, estructuras académicas administrativas, metodologías y mecanismos de enseñanza de tipo tradicional.
Ante este anteproyecto de cambios, el consenso de opinión entre el profesorado fue que trascendía la posibilidad de su aplicación en el sistema establecido que le había dado a la ESM significativo éxito en el contexto nacional e internacional. Fue su opinión también que más que aplicarlo a la ESM, debería crearse, con el mismo anteproyecto, una nueva unidad escolar integrada a la estructura académica del lPN: El Centro interdisciplinario de Ciencias de la Salud.
El referido anteproyecto se presentó ante expertos educadores de
ciencias de la salud de la Organización Sanitaria Panamericana, en Washington DC. quienes lo enriquecieron y consideraron como alternativa valiosa de cambio.
Dichos expertos, provenientes de diversos países del continente americano, opinaron que el proyecto debería ser presentado ante autoridades del Politécnico y de la Secretaria de Educación Pública.
Así se procedió y fue aprobado con gran entusiasmo por dichas autoridades. A manera de anécdota, en 1973 tuve la oportunidad circunstancial de resumirle el proyecto ClCS, al C. Presidente de la República Lic. Luis Echeverría Álvarez, quien con su gran sensibilidad y capacidad, pudo captar sus bondades, expresándome su interés en que se le presentara formalmente el proyecto a la brevedad posible.
Ante la disposición presidencial, poco tiempo después, las autoridades correspondientes lo presentaron a detalle. El Presidente al conocerlo con mayor profundidad, dio su aprobación e instruyó a nuestras autoridades para que aceleraran las gestiones para su construcción, ya que deseaba ver lo concluido y funcionando antes del término de su sexenio (quedaban únicamente tres años de gobierno).
La comisión a cargo del proyecto elaboró el presupuesto de construcción y equipamiento, gestionándolo ante la Secretaría de programación y Presupuesto a fin de que se le incluyera en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 1974
No obstante el interés manifestado por el Presidente de la República, se pasó por muchas vicisitudes. Durante todo el proceso de gestión el secretario particular del presidente, Lic. Hugo Cervantes del Río, acatando sus instrucciones, siempre estuvo pendiente del dictamen de la SPP hasta su favorable decisión, lo cual ocurrió ya por la tarde del último día disponible para la autorización correspondiente. Ya aprobado el presupuesto, el curso que siguieron los acontecimientos para su ejercicio fue muy lento y difícil, sobre todo porque el tiempo transcurría y si el oros no se inauguraba antes de que el sexenio llegara a su fi, se temía su no realización.
Para superar esta etapa crítica participó el gobernador de Yucatán, Francisco Luna Kan, el Subsecretario de Educación Pública, Héctor Mayagotia Domínguez, el Oficial Mayor de la Presidencia, Ing. Gilberto Ruiz Almada, un representante de la Sociedad Mexicana de Fotografía Gráfica Jesús Barragán Sánchez y otras muchas personalidades que sería largo de enlistar.

Ante la posibilidad y necesidad de que el oros iniciara sus actividades, el delegado de Milpa Alta, Arq. Agapito Domínguez, egresado del IPN, proporcionó el edificio de una escuela secundaria que había quedado desocupado, en donde el cics estuvo trabajando provisionalmente, mientras se le instalaba donde ahora estamos.

Esta decisión la aprobó el Presidente y ahí fue inaugurado el oros en septiembre de 1975, haciéndolo a nombre del Director General del Politécnico, el Dr. Ignacio Barragán Sánchez.
Una anécdota explica la magnífica opinión que tenía el Lic.
Echeverría con respecto al oros: a principios de 1976, en una reunión presidida por él en Los Pinos, ante directores de escuelas de medicina y rectores universitarios, donde se ventilaban interesantes problemas, un orador planteó al presidente la necesidad de su intervención en la atención de problemas internos de las universidades. Su respuesta fue el respeto absoluto a la autonomía universitaria, y su disposición por ayudar a que los mismos universitarios resolvieran sus problemas. Les recomendó:
" Visiten y estudien el funcionamiento de una escuela nueva del Politécnico, instalada allá en el monte, en el estado de Morelos (refiriéndose al CICS), ahí los avances con estructuras académico-administrativas y metodológico educativas se proyectan hacia el siglo XXI y con nosotros, y yo soy un orgulloso universitario, existen rezagos aún del siglo XIX, que ya se deberían de haber superado.
Ocho alumnos de la primera generación del CICS, a unos meses de su ingreso, elaboraron un documento para el Presidente de la República. en el que resumían las principales características del centro y la convicción de su elevado valor y los problemas graves que enfrentaba, sobre todo en relación con el lento proceso del ejercicio presupuestal para la realización de los trabajos de construcción y equipamiento, solicitándole su apoyo para destrabar y acelerar dicho proceso.
En vísperas de una visita del Lic. Echeverría a la delegación de Milpa Alta para inaugurar algunas obras el delegado Arq. Agapito Domínguez invitó a alumnos del cics para que lo acompañaran en los eventos.
En noviembre de 1975 (a dos meses de inaugurado el CICS). en el poblado de San Pedro Atocpan en las instalaciones del DIF. por conducto de Marco Antonio Mendoza Moreno en representación del estudiantado, se entregó al Presidente el mencionado documento. Al mismo tiempo se le invitó a que visitara las instalaciones del cics en Milpa Alta, a lo que el Lic. Echeverría accedió, recorriendo las aulas e instalaciones provisionales.
El Presidente al sentir el entusiasmo de los estudiantes, maestros y autoridades del CICS, aceptó conocer el mismo día el sitio donde se construía el centro: entonces terrenos llanos; hoy las instalaciones donde nos encontramos.
A bordo del autobús presidencial, atravesando el camino de terracería (del entronque carretero al CICS), acompañado por esos ocho estudiantes llegó el Presidente y pudo apreciar el primer edificio en obra negra. El arquitecto encargado de la obra explicó la magnitud del proyecto, así como las dificultades existentes.
El Lic. Echeverría habló de la trascendencia del Centro, de la necesidad de enriquecer y consolidar la experiencia y del compromiso social que los alumnos y los profesores adquirían. Se comprometió a su vez a apoyar con urgencia la construcción y equipamiento del CICS. Su mensaje final fue:
"Solicito a los presentes defender siempre los valiosos principios y políticas de la escuela que aquí y en este momento están naciendo. Cuiden la maravilla de este entorno natural, y defiendan lo que sin duda alguna será, a mediano plazo, la vanguardia de la educación en materia de salud",
Los ocho alumnos fueron:
Marco Antonio Mendoza Moreno, Francisco Joel Quiñones, Horacio Zavaleta Pineda, Silverio González Lizárraga, Marco Antonio Avila, Jorge Chaides García, Rodolfo Berrelleza.
Jóvenes estudiantes y comunidad académica en general. Todos debemos sentimos orgullosos del CICS. conocerlo plenamente en su justa dimensión.
Dentro de su filosofía. combina la adquisición del conocimiento con la vocación de servicio en beneficio del ser humano, especialmente aquel que más lo necesita.
Es en sí mismo una esperanza de aporte a las ciencias de la educación y de la salud. Unidos todos debemos respetarlo y apoyarlo en su diario esfuerzo y proyección para que continúe enriqueciendo sus ya valiosas experiencias para que puedan extrapolar se al fortalecimiento del Sistema Educativo Mexicano.


DR. HECTOR CASTRO ABITIA
FUNDADOR DEL CICS

IPN-CICS 2003

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